"La cuerda"
Si nos ponemos a analizar filosóficamente
el juego, nos podemos encontrar en mayor cantidad dos cosas muy marcadas, la
primera y más importante: la acción innata de saltar.
En el momento en el que acomodamos en
posición la cuerda y realizamos el intento de jugar, lo primero que se nos
viene a la mente por instinto es SALTAR. Después, el concepto del juego toma
un nuevo nivel: DIVERTIRSE. Dentro de esta experiencia, el JUGADOR
experimenta muchas cosas. A a veces pierde
la conciencia de lo que hace, digamos que inconscientemente brinca, sin darse cuenta también canta,
visualiza distintos puntos, gira... En el juego de la cuerda, el despegar los
dos pies del piso al momento en que la cuerda pasa por debajo de nuestro
cuerpo es como el “reto” que nos ponemos día con día, al caminar, levantar un
pie y en seguida el otro.
Y en el hecho de intentarlo con ambos pies (al
mismo tiempo), se crea ese concurso o competitividad de: "A ver quién lo hace mejor ¿a cuánta
velocidad?, ¿cuántas veces se puede lograr?, etc…
Crear…
Crear tiene un papel bastante importante
y divertido: improvisar giros,
canciones, nombres de los saltos y formas para llevar la cuerda, es parte de
este gran juego.
Otro aspecto, que de inmediato nos llama la
atención, es la lógica para coordinar el cuerpo en el movimiento.
Ok, ya tenemos la cuerda, y sabemos qué debemos hacer. Pero el hecho de lograrlo es otro paso sumamente importante, y
a la vez puede resultar difícil para algunas personas (se relaciona mucho la coordinación con el momento del gateo en la niñez, pues despliega la
coordinación motriz del ser humano).
Es un juego entretenido que conlleva
muchos años de experimentación aplicada, y que siempre se lleva con la
diversión de pequeños, medianos y grandes. Desde Egipto (donde se cree que fue
inventado este juego) y conforme se fue llevando a través de los tiempos y distintos
lugares del mundo, se fueron formando distintas “versiones” de tal juego.
Aquí en México se juega cantando canciones
o rondas que llevan una historia moderadora del ritmo al brincar, y que además
de estresar al jugador -en tanto que el objetivo es permanecer saltando el mayor tiempo posible- basa
la letra en situaciones, oficios, y relatos comunes y cotidianos que
en distintas épocas se vivían, con personajes y situaciones acordes con las ideas y valores de su momento histórico.
Y se va formando una parafernalia
imaginaria, pues los jugadores dejan correr su imaginación y explayan su forma
de vida, su pensamiento, su existencialismo y razón de vivir, dependiendo de los motivos,
condiciones y modas.